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lunes, 27 de febrero de 2012

Ruidos que se escuchan en afecciones pulmonares


Ruidos que se escuchan en afecciones pulmonares:

  • crepitaciones: son ruidos de poca intensidad, que se parecen un poco al sonido que ocurre al frotar un mechón de pelo o despegar un velcro. Se auscultan durante el ciclo respiratorio, pero especialmente, durante la inspiración. Distintas situaciones patológicas que afecten el pulmón pueden dar estos ruidos crepitantes o crepitaciones. Entre ellas se distinguen: 

    -áreas mal ventiladas como ocurre en las bases pulmonares de un paciente que hipoventila: las crepitaciones ocurren hacia el final de la inspiración, en el momento que el pulmón se expande al máximo y entra aire a pequeñas vías aéreas que estaban cerradas. Es como un estallido de finos ruidos. Estos crépitos muchas veces desaparecen si se le pide a la persona toser varias veces, y por lo tanto, expandir bien los pulmones (estos crepitos que desaparecen se llaman distelectásicos).
-áreas inflamadas como ocurre en una neumonía: en estos casos las crepitaciones también ocurren de preferencia durante la inspiración, y si la neumonía está recién comenzando, se escucha como un estallido al final de la inspiración.
-pulmones alterados en su anatomía, con fibrosis pulmonar: en estos casos las crepitaciones tienden a escucharse tanto en la inspiración y en la espiración, y son de una tonalidad más gruesa y seca. Antiguamente se les llamaba “crujidos pulmonares”. (Nota: los humanos se caracterizan por cambiar las clasificaciones cada cierto tiempo).
-procesos inflamatorios bronquiales, especialmente de vías medianas y pequeñas: también es posible escuchar en estas condiciones ruidos crepitantes, tanto en inspiración como en espiración. Es posible en en algunos casos den la impresión de ser ruidos más húmedos, y pueden variar con la tos. Antiguamente se llamaban “estertores de pequeña burbuja”, pero este término ha caído en descrédito.
Como se puede ver, bajo el término de “crepitaciones” se reúnen sonidos que se pueden escuchar en distintas afecciones pulmonares. La razón de esta agrupación sería fundamentalmente la dificultad de distinguir entre una afección y otra, por lo menos basado en el sonido propiamente tal. Ayudado por la clínica, es más factible formarse una mejor idea de lo que pueda estar ocurriendo.
En obstrucciones bronquiales:
  • sibilancias: son ruidos continuos, de alta frecuencia, como silbidos. Se producen cuando existe obstrucción de las vías aéreas. Son frecuentes de escuchar en pacientes asmáticos descompensados, tanto en la inspiración como en la espiración (son verdaderos “pitos”). También en personas con enfermedades bronquiales crónicas de tipo obstructivas, que presentan una espiración prolongada y en ese momento se escuchan abundantes sibilancias y, eventualmente, roncos. Muchas veces, los mismos pacientes los escuchan. En pacientes que tienen escasas sibilancias, es más factible escucharlas al acostarlos y auscultar sobre la pared anterior del tórax.
  • roncos: son de más baja frecuencia que las sibilancias y se producen en situaciones parecidas. Suenan como “ronquidos”. Frecuentemente reflejan la presencia de secreciones en los bronquios. Pueden generar vibraciones palpables en la pared torácica (frémitos).
En pacientes con neumonías:
  • respiración soplante o soplo tubario: es lo que se escucha al auscultar sobre un foco de neumonía extenso. La condensación sirve para transmitir mejor el ruido traquiobronquial a la pared torácica. El murmullo pulmonar seguramente va a estar ausente debido a que los alvéolos van a estar llenos de secreciones y en la auscultación va a destacar la respiración soplante o soplo tubario. 

    En estas condiciones también se puede llegar a encontrar lo siguiente: 

    -broncofonía o pectoriloquia (“pecho que habla”): la transmisión de la voz también está facilitada por lo que al aplicar el estetoscopio en la pared torácica se distingue muy nítidamente cada sílaba de las palabras que el paciente emite. 

    -pectoriloquia áfona: es lo mismo que lo anterior, pero se refiere a la capacidad de distinguir las palabras sobre la pared costal cuando el enfermo las pronuncia en forma susurrada o cuchicheada.
En inflamación de las pleuras:
  • frotes pleurales: son ruidos discontinuos, ásperos, que se deben al roce de las hojas pleurales, cuando están inflamadas. El sonido sería parecido al roce de dos cueros. Para que se produzca es necesario que las pleuras estén en contacto ya que al desarrollarse un derrame, terminan separándose.
En pacientes con derrames pleurales extensos (que colapsan parte del parénquima pulmonar vecino): a veces, especialmente en la zona más superior del derrame, podría ocurrir:
  • soplo pleurítico: viene a ser como una respiración soplante, habitualmente más suave (seguramente el líquido comprime parénquima pulmonar y esto facilita la generación del soplo).

  • egofonía o pectoriloquia caprina: es la posibilidad de distinguir la transmisión de la voz al pronunciar palabras, pero con una alteración de modo que se transmiten sólo algunos tonos (de preferencia los más altos) y lo que se termina auscultando son sonidos intermitentes como el balido de una cabra (en la práctica es poco frecuente de escuchar)

En estrecheces a la vía aérea alta:

  • •cornaje o estridor: es un ruido de alta frecuencia, que se debe a una obstrucción a nivel de la laringe (especialmente por compromiso de las cuerdas vocales que se cierran) o una estenosis de un segmento la tráquea. Es un ruido fuerte que se escucha a la distancia. Se ha comparado con el ruido que se genera al soplar un cuerno.
En pacientes incapaces de toser bien, frecuentemente comprometidos de conciencia:
  • estertor traqueal: es un ruido húmedo que se escucha a distancia en pacientes con secreciones en grandes bronquios y traquea. Se tiende a encontrar en personas graves, comprometidas de conciencia, que no son capaces de toser y despejar esas secreciones. 

Resumen que integra los principales hallazgos del examen físico en distintos cuadros clínicos:

  • lo normal: respiración tranquila, con una percusión sonora, vibraciones vocales palpables, murmullo pulmonar presente y sin otros ruidos agregados (Nota: como se puede apreciar, implícitamente se describe lo que se captó mediante la inspección, percusión, palpación y auscultación, sin tener que decirlo).

  • neumonía extensa, condensante: podría observarse alguna alteración de la respiración, habrá matidez en la zona de la neumonía, aumento de la transmisión de las vibraciones vocales, abolición del murmullo pulmonar, auscultación de crepitaciones (especialmente en la inspiración), respiración soplante o soplo tubario y broncofonía.

  • derrame pleural extenso: la respiración podría estar bastante normal o presentar alguna alteración, habrá matidez en la base pulmonar comprometida, que puede tener la modalidad de matidez hídrica y un ascenso hacia lateral (curva de Damoiseau), con disminución o abolición de las vibraciones vocales, disminución o abolición del murmullo pulmonar. Respecto a ruidos agregados, podría no haberlos, o escuchar unos pocos crépitos, y en unos pocos pacientes se podría llegar a escuchar en la parte más alta del derrame un soplo pleurítico y, quizás, una egofonía. Una maniobra que puede ayudar a constatar que se trata de un derrame sería cambiar al paciente de posición y ver si la matidez se desplaza (lo que rara vez es necesario efectuar).

  • crisis asmática o paciente con obstrucción bronquial por otros motivos: es frecuente ver que el paciente respira con dificultad, puede verse afligido, haciendo uso de la musculatura intercostal
y supraclavicular para respirar mejor. Es frecuente que el paciente tenga una respiración “ruidosa” (término que se usa cuando la respiración se escucha a la distancia). Muchas veces, especialmente en enfermos crónicos con mucha obstrucción bronquial, la espiración está muy prolongada por la dificultad que tienen para exhalar el aire. El tórax se aprecia hiperinsuflado; la percusión es sonora o hipersonora; la transmisión de las vibraciones vocales está disminuida; el murmullo pulmonar también se aprecia disminuido, pero presente. Como ruidos agregados lo que más destaca son las sibilancias y los roncos, que pueden ser inspiratorios y/o espiratorios; podrían haber algunas crepitaciones.
  • neumotórax extenso de un lado: a la inspección podría no notarse mucho, pero en la percusión podría haber más sonoridad en el lado comprometido y lo que más va a llamar la atención es que en ese lado la transmisión de las vibraciones vocales y el murmullo pulmonar van a estar muy disminuidos.

  • enfisema: es un cuadro caracterizado por la destrucción del parénquima pulmonar y la hiperinsuflación de los pulmones. Es frecuente encontrar que el paciente está disneico, respira con dificultad, podría estar cianótico; tienen un tórax hiperinflado (o en tonel), va a estar hipersonoro y con un murmullo pulmonar muy disminuido, casi ausente. La espiración tiende a estar prolongada. Podrían haber algunos roncos y sibilancias y, quizás, algunas crepitaciones.

Reconocimiento de los distintos ruidos cardíacos


Reconocimiento de los distintos ruidos cardíacos.
Se comienza identificando el primer y segundo ruido. R1 da comienzo a la sístole y R2, a la diástole. La onomatopeya es lub-dub o dam-lop. Si la frecuencia cardíaca es normal, en general, es fácil identificar cuál es el primero y cuál es el segundo. En caso de duda, especialmente si existe taquicardia, conviene palpar concomitantemente algún pulso arterial, como el carotídeo o el radial: R1 coincide con el comienzo del latido. Habitualmente el componente mitral y tricúspide del primer ruido se escucha al unísono, pero, en ocasiones, se logra auscultar desdoblado, especialmente en el foco tricúspide. La intensidad del primer ruido depende del grado de apertura de los velos valvulares: si al comenzar la sístole están más abiertos (p.ej.: estenosis mitral), R1 es más intenso.
En la base del corazón se escucha mejor el segundo ruido y sus componentes A2 y P2. El componente aórtico (A2) es más fuerte y se ausculta en todo el precordio, desde el 2º espacio paraesternal derecho hasta el ápex. El componente pulmonar (P2) es más débil y, en condiciones normales, se ausculta en el 2º o 3er espacio paraesternal izquierdo; normalmente no se escucha en el ápex o el foco aórtico. Durante la inspiración el cierre de la válvula pulmonar se retrasa por la mayor cantidad de sangre que llega al tórax y el segundo ruido se puede auscultar desdoblado. En hipertensión arterial, A2 se ausculta más intenso y en hipertensión pulmonar, P2 es más intenso (y se puede auscultar en un área más amplia).
El tercer (R3) y cuarto (R4) ruido puede estar o no presente. Su interpretación, como fenómeno normal o patológico, depende del contexto global. En hipertensión arterial, frecuentemente se ausculta un cuarto ruido (R4); en insuficiencia cardíaca, un tercer ruido (R3). En ocasiones, estos ruidos juntos con R1 y R2 dan a la auscultación una cadencia de galope (como el ruido de un caballo galopando). El galope auricular tiene una secuencia R4-R1-R2 y una onomatopeya ken-tá-qui, ken-tá-qui...; el galope ventricular tiene una secuencia R1-R2-R3 y una onomatopeya te-ne-sí, te-ne-sí... En insuficiencia cardíaca se escuchan estos galopes con alguna frecuencia.
Existen otros ruidos que se pueden escuchar. Las válvulas cardíaca habitualmente al abrirse no producen ruidos, salvo cuando están engrosadas o alteradas en su estructura. Si esto ocurre en una válvula mitral con estenosis y velos engrosados -secuela de una enfermedad reumática-, al momento de abrirse la válvula, se produce un ruido seco y de tono alto, llamado chasquido de apertura. Esto ocurre después del segundo ruido, al comienzo de la diástole. Si la válvula afectada es la aórtica que presenta una estenosis y velos engrosados, al abrirse se produce un ruido de tono alto llamado clic aórtico. Se escucha después del primer ruido, al comienzo de la sístole. Otro clic que se puede escuchar hacia la segunda mitad de la sístole es por el prolapso de un velo de la válvula mitral. Ruidos equivalentes para los descritos en el corazón izquierdo podrían ocurrir en el corazón derecho, peso son más infrecuentes.
Otro ruido que es posible encontrar se relaciona con las hojas del pericardio inflamadas durante una pericarditis. El roce entre ambas es capaz de generar un ruido que se sobrepone a los normales del corazón y que se llama frote pericárdico, el cual, si es intenso, puede dar un frémito pericárdico (se palpa la vibración). Los frotes se pueden auscultar en la sístole y la diástole, o en sólo una fase del ciclo.

Principales características de los ruidos cardíacos:
R1 (primer ruido): corresponde al cierre de las válvulas mitral y tricúspide. Se ausculta mejor hacia el ápex, pero se identifica en toda el área precordial. Se identifica como el ruido que da comienzo a la sístole, al final de la diástole que es más larga. Cuando existe taquicardia, la diástole se acorta y se asemeja a la duración de la sístole; en estos casos, conviene palpar concomitantemente el ápex cardíaco o un pulso periférico ya que R1 coincide con el comienzo del latido. Habitualmente se escucha como un ruido único, pero en ocasiones se percibe desdoblado, especialmente en el foco tricúspide, en inspiración profunda. En el ápex, R1 se escucha más intenso que R2; en cambio en la base del corazón, R2 se escucha más intenso. Variaciones que pueden ocurrir son las siguientes:
  • R1 más intenso: taquicardia, estados asociados a débito cardíaco elevado (p.ej.: anemia, ejercicios, hipertiroidismo), estenosis mitral.
  • R1 de menor intensidad: bloqueo aurícula-ventricular de primer grado (los velos de las válvulas han tenido tiempo para retroceder después de la contracción auricular), insuficiencia mitral, cardiopatías asociadas a una contractilidad miocárdica disminuida (p.ej.: insuficiencia cardíaca congestiva).
  • R1 varía en su intensidad: arritmias como fibrilación auricular o en el bloqueo completo aurícula-ventricular (al momento de ocurrir cada sístole, los velos se encuentran en distinto grado de apertura por la disociación entre la actividad de las aurículas y los ventrículos).
  • R1 desdoblado: normalmente se podría auscultar levemente desdoblado en el borde esternal izquierdo bajo (el componente tricúspide es más débil); el desdoblamiento es anormal en situaciones como bloqueo completo de la rama derecha y contracciones ventriculares prematuras.
R2 (segundo ruido): se produce por el cierre de las válvulas aórtica (A2) y pulmonar (P2). El componente aórtico (A2) es más fuerte y se ausculta en todo el precordio, desde el 2º espacio paraesternal derecho hasta el ápex. El componente pulmonar (P2) es más débil y, en condiciones normales, se ausculta en el 2º o 3er espacio paraesternal izquierdo; no se escucha en el ápex o el foco aórtico.
Variaciones del segundo ruido se encuentran en las siguientes situaciones:
  • A2 más intenso: en hipertensión arterial sistémica.
  • A2 de menor intensidad o no se escucha: en insuficiencia aórtica o estenosis aórtica acentuada, velos aórticos calcificados; trastornos asociados a una menor transmisión de los ruidos cardíacos (obesidad, enfisema, taponamiento cardíaco); menor contractilidad miocárdica (shockcardiogénico).
  • P2 más intenso (llegando a ser de igual o mayor intensidad que A2): en hipertensión pulmonar. Cuando se escucha el segundo ruido desdoblado en el ápex o en el segundo espacio paraesternal derecho, P2 está acentuado.
  • P2 de menor intensidad o no se escucha: en estenosis acentuada de la válvula pulmonar. Se escucha débil en condiciones en las que se transmiten menos los ruidos (obesidad, enfisema).
  • Desdoblamiento fisiológico del segundo ruido: en la espiración, A2 y P2 habitualmente se escuchan formando un sólo ruido; en la inspiración, P2 se retrasa (por la mayor llegada de sangre al corazón derecho) y se produce un desdoblamiento del segundo ruido. Se ausculta en el 2º o 3erespacio paraesternal izquierdo. En el ápex y el foco aórtico sólo se escucha el componente aórtico (A2).
  • Desdoblamiento fijo del segundo ruido: es cuando ambos componentes se auscultan con una separación que no varía con la respiración. Se encuentra en la comunicación interauricular con cortocircuito de izquierda a derecha y mayor flujo de sangre por la válvula pulmonar.
  • Desdoblamiento amplio del segundo ruido (con alguna variación en la inspiración y la espiración, pero siempre presente a lo largo del ciclo respiratorio). Se puede deber a un retraso del cierre de la válvula pulmonar (p.ej.: estenosis pulmonar, bloqueo completo de la rama derecha) o un cierre más precoz de la válvula aórtica (p.ej.: insuficiencia mitral).
  • Desdoblamiento paradójico o invertido del segundo ruido: a diferencia del desdoblamiento anterior, en este caso el componente aórtico (A2) está retrasado y ocurre después que P2 al final de la espiración. Durante la inspiración, desaparece el desdoblamiento ya que ocurre el retraso normal de P2 y A2 que se cierra un poco antes. Se ve en estenosis aórtica severa y bloqueo completo de rama izquierda.
R3 (tercer ruido): se relaciona con el llene rápido de los ventrículos (fase de llene ventricular pasivo) después que se han abierto las válvulas aurícula-ventriculares; se produce por distensión de las paredes ventriculares. Se debe diferenciar de un primer ruido desdoblado y de un chasquido de apertura (tener presente que en una estenosis mitral o tricúspide no se produce tercer ruido por la limitación del flujo). Es de tono bajo y se ausculta mejor con la campana del estetoscopio aplicada con una presión suave. Cuando se origina en el ventrículo izquierdo se escucha mejor en el ápex, en decúbito semilateral izquierdo; si se origina en el ventrículo derecho conviene buscarlo en el borde esternal izquierdo bajo, con el paciente en decúbito supino y con la inspiración puede aumentar. Se encuentra en cuadros de insuficiencia cardíaca y en regurgitación mitral o tricúspide. En estos casos, y especialmente si se asocia a taquicardia, adquiere una cadencia de galope. Se puede encontrar en condiciones fisiológicas en muchos niños, en adultos jóvenes y en el tercer trimestre de un embarazo.
R4 (cuarto ruido): se debe a la contracción de la aurícula al vaciarse en un ventrículo distendido (fase de llene ventricular activo); se relaciona con vibraciones de las válvulas, los músculos papilares y las paredes ventriculares. Ocurre al final de la diástole, justo antes de R1. Es de tono bajo y se ausculta mejor con la campana del estetoscopio. Cuando se origina en el corazón izquierdo se escucha en el ápex en decúbito semilateral izquierdo y se encuentra en hipertensión arterial, estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica, enfermedad coronaria. Si se origina en el corazón derecho, lo que es menos frecuente, se ausculta en el borde esternal izquierdo bajo y aumenta con la inspiración; se encuentra en hipertensión pulmonar y estenosis de la válvula pulmonar. Se debe diferenciar de un primer ruido desdoblado. Junto con R1 y R2, puede dar una cadencia de galope; si coexiste con R3, puede auscultarse un galope cuádruple; si existe taquicardia, R3 y R4 se pueden fundir y se produce un galope de sumisión. Ocasionalmente se puede escuchar un R4 en condiciones normales en atletas o en personas mayores. Si existe una fibrilación auricular, no es posible encontrar un cuarto ruido.
Chasquido de apertura. Se debe a la apertura de una válvula aurícula-ventricular gruesa y estén hozada. Es más frecuente de encontrar por estenosis mitral. Es de tono alto y ocurre al comienzo de la diástole, después del segundo ruido. Se ausculta justo medial al ápex y en el borde esternal izquierdo bajo; si es muy intenso se irradia al ápex y al área pulmonar. Con frecuencia es seguido por un soplo en decrescendo.
Clic sistólico: aórtico, pulmonar o por prolapso de la válvula mitral:
  • Clic de eyección aórtico: es de tono alto y se ausculta con la membrana del estetoscopio. Se escucha tanto en la base del corazón como en el ápex (incluso puede ser más intenso en el ápex). En general, no varía con la respiración. Se puede encontrar en estenosis de la válvula aórtica, válvula bicúspide, dilatación de la aorta.
  • Clic de eyección pulmonar: se ausculta en el 2º o 3er espacio paraesternal derecho. Es de tono alto y se puede llegar a confundir con un primer ruido en esta ubicación. Su intensidad disminuye con la inspiración. Se puede encontrar en estenosis de la válvula pulmonar, hipertensión pulmonar o dilatación de la arteria pulmonar.
  • Clic mezo o telé sistólico: se debe al prolapso de un velo de la válvula mitral (habitualmente el posterior). Es más frecuente en mujeres. Se escucha mejor en el ápex o el borde paraesternal izquierdo bajo. Es de tono alto y se ausculta con la membrana del estetoscopio. Habitualmente sigue un soplo telé sistólico de regurgitación, en crescendo, hasta el segundo ruido.
Frotes pericárdicos. Son ruidos ásperos que se deben al roce de las hojas inflamadas del pericardio y se sobreponen a los ruidos normales. Conviene auscultarlos estando el paciente en apnea espiratoria, sentado e inclinado hacia adelante. Se recomienda aplicar algo de presión con el estetoscopio. Los ruidos se pueden auscultar en la sístole y en la diástole; cuando es ubican sólo en la sístole se pueden confundir con un soplo. La localización es variable, pero se escuchan mejor en el 3er espacio intercostal, a la izquierda del esternón. Podría palparse un frémito.

viernes, 24 de febrero de 2012

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DE LA GLANDULA MAMARIA



ANATOMIA Y FISIOLOGIA DE LA GLANDULA MAMARIA

La glándula mamaria es de origen ectodérmico y constituye la característica fundamental de los mamíferos, quienes alimentan a sus crías con el producto de su secreción, la leche. En casi todos los mamíferos la vida del recién nacido depende de la capacidad de su madre para amamantarlo, por lo tanto, una lactancia adecuada es esencial para completar el proceso de la reproducción y la supervivencia de la especie. En general la leche de una especie no permite asegurar la supervivencia de las crías de otra especie.
En la mujer, la glándula mamaria se encuentra en la estructura anatómica denominada mama. La histología de la glándula mamaria es prácticamente la misma en todas las especies: un parénquima glandular, compuesto de alvéolos y ductos, y un estroma de soporte. Cada célula alveolar se comporta como una unidad de secreción, produciendo leche completa, sintetizando y transportando desde el plasma sanguíneo las proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales, anticuerpos y el agua, que son los principales constituyentes de la leche. El proceso de síntesis y de secreción es similar en todas las especies. La composición química de la leche y la disposición anatómica del sistema de almacenamiento de la leche en la glándula mamaria varía en las diversas especies.


1. Anatomía de la Mama

Las glándulas mamarias están presentes en ambos sexos. En el hombre se mantienen rudimentarias toda la vida, en cambio en la mujer están poco desarrolladas hasta antes de la pubertad, cuando empieza el proceso de maduración. El máximo desarrollo de estas glándulas se produce durante el embarazo y especialmente en el período posterior al parto, durante la lactancia.
Las mamas están situadas en la parte anterior del tórax y pueden extenderse en medida variable por su cara lateral. Su forma varía según características personales, genéticas y en la misma mujer de acuerdo a la edad y paridad. La mayor parte de la masa de la mama está constituida por tejido glandular y adiposo. Durante el embarazo y la lactancia el tamaño de la mama aumenta debido al crecimiento del tejido glandular.
La base de la glándula mamaria se extiende, en la mayoría de los casos, desde la segunda hasta la sexta costilla, desde el borde externo del esternón hasta la línea axilar media. El área superexterna de cada glándula se extiende hacia la axila y se denomina “prolongación axilar”. La cara profunda de la mama es ligeramente cóncava y se encuentra en relación con el músculo pectoral mayor, el serrato anterior y la parte superior del oblicuo externo del abdomen. La mama está separada de estos músculos por la aponeurosis profunda. Entre ambas hay un tejido areolar laxo denominado espacio retromamario, éste permite que la mama tenga cierta movilidad sobre la aponeurosis profunda que cubre al plano muscular.

La cara superficial de la mama está cubierta por piel. Aproximadamente en el centro de esta cara se encuentra el pezón que está en relación al cuarto espacio intercostal en la nulípara. La base del pezón está rodeada por una zona de piel híper pigmentada, de 2.5 cm. denominada areola. El pezón contiene numerosas fibras musculares lisas, en su mayoría de tipo circular, las que se contraen al estimularlo mecánicamente, originando la erección del pezón. La areola posee numerosas glándulas sebáceas, entre ellas es posible reconocer algunas que durante el embarazo y la lactancia determinan levantamientos de la piel de la areola, denominadas glándulas de Montgomery, éstas contiene estructuras histológicas similares a la parte glandular d la mama y producen una secreción grasa que lubrica el pezón y la areola. Bajo la areola se ubican las dilataciones de los conductos galactóforos llamadas senos lactíferos, que acumulan leche y el niño debe exprimir al mamar.


Estructura de la glándula mamaria
La glándula mamaria está formada por tres tipos de tejidos: glandular de tipo túbulo-alveolar, conjuntivo que conecta los lóbulos, y adiposo que ocupa los espacios ínter lobulares. El tejido celular subcutáneo rodea la glándula sin que exista una cápsula claramente definida, desde éste se dirigen hacia el interior numerosos tabiques de tejido conectivo. Estos tabiques constituyen los ligamentos suspensorios de la mama o ligamentos de Cooper.



Un conjunto de quince a veinte lóbulos mamarios conforman la glándula mamaria, cada uno con su aparato excretor, que se abre en el pezón por medio de un conducto lactífero. Los lóbulos mamarios están constituidos por numerosos lobulillos que se encuentran unidos entre sí por tejido conectivo, vasos sanguíneos y por su sistema excretor, los conductos lactíferos.




Los lobulillos están formados por diez a cien acinos, cada cual con su conducto excretor denominado conducto terminal. Los acinos están estructurados por un conjunto de células secretoras que producen la secreción láctea y conforman una cavidad a la cual vierten esta secreción, están rodeados de células mioepiteliales y capilares sanguíneos de singular importancia en el proceso de secreción y eyección de la leche.
El sistema de conductos lactíferos que vacía la glándula mamaria es el siguiente: el acino se vacía a través de un conducto terminal, el cual converge con sus congéneres para formar el conducto lobulillar, que recoge la secreción láctea de todos los acinos de un lobulillo. Los conductos lobulillares se reúnen para formar el conducto interlobulillar, que al unirse con otros conductos de éste tipo, forma el conducto lobular o segmentario, de mayor calibre que los anteriores, que se dirige al pezón y antes de llegar a él, bajo la areola mamaria, se dilata formando el seno lactífero, el que se angosta nuevamente al desembocar en el pezón.
Los conductos están revestidos por epitelio cuboides o cilíndrico. Por fiera de este epitelio, entre él y la membrana basal, existe una capa de células mioepiteliales muy ramificadas, que envuelven a los conductos y acinos. En los conductos de mayor tamaño el epitelio consta de dos o más capas de células que cerca del orificio externo del pezón se transforman en epitelio plano estratificado.


La estructura de la glándula mamaria varía con la edad y es influenciada por el embarazo y la lactancia. Antes de la pubertad, la mama posee unos pocos conductos rudimentarios cubiertos en su interior epitelio plano y envuelto en tejido conectivo. Después de la pubertad, debido a la influencia de las hormonas ováricas, especialmente los estrógenos, los conductos se comienzan a ramificar y en sus extremos se forman pequeñas masas sólidas, esféricas, de células poliédricas, que constituirán los alvéolos. Durante el estado de reposo, el epitelio glandular está separado del estroma vascularizado vecino por una fina zona de fibroblastos, a través de los cuales no penetran vasos. Esta unión epitelio-estroma, posiblemente, ejerce un control sobre el paso de sustancias a las células secretoras. Los alvéolos activos sólo aparecen durante el embarazo, período en el cual, los conductos se ramifican y en su parte terminal se forma un lumen que aumenta de tamaño a medida que se va cargando de secreción.
Simultáneamente aumenta la cantidad de tejido adiposo y la irrigación de la mama. En las últimas semanas del embarazo la secreción adquiere características especiales y se denomina calostro. Algunos días después del parto aparece la verdadera secreción láctea, la que distiende los alvéolos que en ese momento están tapizados por una sola capa de células cilíndricas bajas. A medida que aumenta la cantidad de secreción, las células se aplanan, desapareciendo los espacios intercelulares o desmosomas. Durante el período de secreción el citoplasma de las células es basófilo, al microscopio electrónico se observan mitocondrias, lisosomas y ribosomas libres. Encima del núcleo, que se sitúa en la parte más basal de la célula, está el aparato de Golgi al que acompañan grandes vacuolas proteicas y lipídicas.
Después de la menopausia la glándula mamaria se atrofia y los elementos celulares de los alvéolos y conductos degeneran, y disminuyen en número.



Las cinco D relacionadas con los pezones

1- Descarga (secreción)
2- Depresión o invención.
3- Decoloración
4- Dermatología, cambios.
5-Desviación


miércoles, 15 de febrero de 2012

Examen de la glándula tiroides


Examen de la glándula tiroides

Inspección: Con el paciente sentado, al igual que se hace para realizar la inspección por delante del cuello, el examinador se colocará enfrente al paciente, sentado y al mismo nivel.

Se hace con la cabeza en hiperextensión, observando en la parte inferior del cuello en la línea media y a ambos lados de los primeros anillos traqueales. En personas normales y delgadas, con poco tejido adiposo es posible que se dibuje el contorno de la glándula como una mariposa, con las alas abiertas, de lo contrario en estado de normalidad y cuellos con algún tejido adiposo, no se aprecia.

A la inspección se podrá observar un aumento difuso de la glándula que puede corresponder a una hiperplasia simple de la misma o puede acompañarse de hiperfunción. En este último caso puede corresponder a una enfermedad de Graves-Basedow cuando hay presencia de exoftalmos. Otras veces, el aumento de volumen es de un solo lóbulo y entonces se aprecia una asimetría. Es posible también observar que la superficie es regular, con lobulaciones como ocurre en la enfermedad de Hashimoto o puede observarse la presencia de un nódulo solitario en uno de los lóbulos o el istmo. En este último caso puede tratarse de un carcinoma papilar o folicular.

Si en la inspección se encuentran alguna de las situaciones anteriores, se debe invitar al paciente a que degluta y si lo que se observa sigue los movimientos de la deglución en sentido vertical, prácticamente se puede estar seguro de que se trata de glándula tiroides. La excepción de algún otro tumor que se puede desplazar en ese mismo sentido es los que provienen del esófago cervical como el fibroma de ese órgano.

Palpación: La mejor forma de palpar la glándula tiroides es colocándose el examinador, de pie y por detrás del paciente. A diferencia de la palpación que se hace para explorar la línea media y caras laterales, la cabeza del paciente se coloca igualmente en flexión ligera, pero las manos del examinador se colocan ambas en la zona del tiroides, para con movimientos discretos de rotación y con la yema de los dedos, dejando el pulgar libre, explorar por delante de los primeros anillos traqueales, donde se encuentra la proyección del istmo, que cuando es normal, solo se puede palpar por personal muy experimentado. El istmo de la glándula tiroides por tanto solo podrá ser palpado si está aumentado de volumen. Puede ser asiento también de un nódulo que puede ser de consistencia elástica en el caso de adenomas coloides y de consistencia dura en neoformaciones malignas.

La maniobra de palpación continúa en igual forma, pero trasladando la mano derecha que examina hacia el espacio entre la tráquea y el músculo esternocleidomastoideo del lado derecho, para apreciar el lóbulo derecho. Para facilitar la maniobra y lograr una relajación completa de los músculos de ese lado, sobre todo el esternocleidomastoideo, se mantiene la flexión de la cabeza y se gira la misma hacia el lado a explorar, en este caso el lado derecho y se inclina ligeramente sobre el hombro de ese lado. Además para obtener una mejor exposición se realiza presión con la otra mano sobre el lado izquierdo y apoyándose en la laringe, lo que desplazará todas las estructuras hacia el lado derecho, motivo del examen; la foto está tomada desde un plano inferior para poder observar la maniobra, pues la cabeza del paciente debe estar flexionada, lateralizada hacia ese lado y rotada igualmente hacia el lado a examinar. Observe que el examinador desplaza con la mano contraria la laringe hacia el lado motivo de examen.


  Palpación de la glándula tiroides por detrás.
En la palpación del lóbulo se podrán apreciar las misma alteraciones descritas en el istmo, que pueden concomitar con esta propia estructura y con el lóbulo contralateral, en cuyo caso se trata de un aumento difuso que puede ser de superficie regular como sucede con los bocios hiperfuncionantes o no. También puede ser apreciado un aumento de volumen nodular único o múltiple. La consistencia de estas formaciones puede ser elástica como en los bocios, renitente como en los quistes o dura como en las neoformaciones o tiroiditis sobre todo la de Riedel.

La palpación del lóbulo izquierdo se realizará en igual forma, pero el examinador usará su mano izquierda para palpar y la derecha para desplazar.

De igual manera cuando se palpa el istmo o los lóbulos del tiroides, e invitará al paciente a deglutir, para durante el movimiento de ascenso y descenso que se produce, apreciar con ambas manos la superficie de toda la glándula al deslizarse.

En los casos de nódulos, al ascender durante la deglución, los dedos que palpan deben atraparlo para una vez que ha cedido el movimiento, dejarlo caer y apreciar con cuidado su estructura y consistencia.

Palpación por delante: Existe también una forma de palpar la glándula tiroides por delante, en cuyo caso el examinador debe colocarse delante del paciente, sentado y en un plano al mismo nivel.

Para esta palpación que es fundamental para los lóbulos, se mantienen todos los requisitos de posición y variantes de posición explicadas en la palpación por detrás.

Se colocan los dedos de cada mano con exclusión del pulgar en la parte posterior del músculo esternocleidomastoideo, de forma que ambos pulgares quedan en la parte anterior del cuello; el dedo pulgar de la mano izquierda, se apoya contra la cara derecha del cartílago tiroides y cricoides, empujando todas estas estructuras hacia el lado izquierdo del paciente, con lo que hará prominente el lóbulo de la glándula tiroides de ese lado, que podrá ser palpado, apresándolo en forma de pinza entre los dedos de la mano derecha del explorador, situados por detrás del músculo esternocleidomastoideo y el dedo pulgar de la propia mano situado en la parte anterior. Los dedos de la mano derecha del examinador explorarán el lóbulo izquierdo del paciente y viceversa.

En ambos casos se invitará al paciente a deglutir, para en caso de que exista un nódulo proceder igual que se señaló antes, atrapándolo para al dejarlo deslizar hacia abajo y determinar superficie y consistencia. Esta es la maniobra de Lahey para palpar sobre todo un nódulo de la glándula tiroides. Observe en la figura que al desplazar la laringe hacia el lado izquierdo del paciente con el pulgar de la mano izquierda del examinador, al invitar a deglutir al paciente se puede atrapar el nódulo a su descenso entre los dedos de la mano derecha del examinador, colocados por detrás del esternocleidomastoideo y el pulgar de la misma mano.


Maniobra de Lahey.
Auscultación: Una de las pocas indicaciones que tiene esta maniobra en el examen físico del cuello es cuando se sospecha un hipertiroidismo, ya que por el aumento de velocidad de la auscultación, dado por la taquicardia, se puede escuchar un soplo si se ausculta sobre la glándula.

Percusión: Como se expuso, la percusión tiene un lugar en este examen, cuando se sospecha una prolongación endotorácica en cuyo caso se puede percutir a nivel del manubrio esternal, que de existir dicha prolongación debe resultar mate.

En los casos de hipertiroidismo, existen además una serie de maniobras para el examen físico, en otras zonas fuera del cuello, que no son motivo de este tema.